La ansiedad es una experiencia
común en la vida de las personas y puede manifestarse en diferentes grados y
formas. La ansiedad se refiere a
un estado emocional caracterizado por sentimientos de preocupación, tensión,
inquietud y miedo intenso.
Según la APA (2014) ”La ansiedad es una respuesta
adaptativa que ayuda a las personas a prepararse para situaciones desafiantes
o amenazantes”. Al ser una respuesta adaptativa no podríamos considerarla
como “mala” sino como esa respuesta natural del organismo, sin embargo, cuando la
ansiedad se vuelve crónica o desproporcionada, puede interferir
significativamente con el funcionamiento diario y la calidad de vida.
La ansiedad puede manifestarse en
diferentes trastornos, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno
de pánico, las fobias y el trastorno de estrés postraumático. Cada uno de estos
trastornos tiene características específicas, pero todos comparten una
sensación abrumadora de angustia y malestar.
Es importante diferencias entre la ansiedad y
el estrés ya que suelen utilizarse como palabras sinónimas, pero en la realidad
son diferente. Si bien es cierto ambas pueden activar el estado de alerta del
organismo, el estrés es una reacción ante una demanda del medio que es real, en
tiempo presente y que además no estará acompañada de miedo sino de una pregunta
relacionada con mi capacidad para poder satisfacer la demanda, por ejemplo:
cuando tengo muchas tareas pendientes por realizar, mi preocupación gira en
torno a si podré completarlas en el tiempo requerido mas no experimento miedo
por esa actividad.
El Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales en su versión 5 (APA, 2014) nos expone claramente los
criterios o sintomatología que acompaña la ansiedad:
A. Al individuo le es difícil
controlar la preocupación.
B. La ansiedad y la preocupación se
asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes (y al menos algunos
síntomas han estado presentes durante más días de los que han estado ausentes
durante los últimos seis meses (Nota: En los niños, solamente se requiere un
ítem):
a. Inquietud o sensación de estar
atrapado o con los nervios de punta.
b. Fácilmente fatigado.
c. Dificultad para concentrarse o
quedarse con la mente en blanco
d. Irritabilidad.
e. Tensión muscular.
f.
Problemas de sueño (dificultad para dormirse o para continuar
durmiendo, o sueño inquieto e insatisfactorio).
C.
La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos causan malestar
clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas
importantes del funcionamiento.
D.
La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una
sustancia (p. ej., una droga, un médicamente) ni a otra afectación médica (p.
ej., hipertiroidismo).
E.
La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental.
El criterio C nos habla del nivel de
severidad que la ansiedad de tener para catalogarse como un trastorno, ya que
al ser una respuesta adaptativa del organismo esta está presente en todos y la
consideraremos un problema cuando nos impide desarrollarnos normalmente en las
áreas importantes de nuestra vida.
En el caso del Criterio D, nos lleva a
evaluar previamente la condición física y asegurarnos que la ansiedad no tiene
como base una enfermedad fisiológica como hipotiroidismo, diabetes, problemas
cardiacos, tiroides u el consumo de abusivo de sustancias legales e ilegales.
Un caso muy frecuente es encontrar personas cuya ansiedad es producto de un
desorden alimenticio por el intento fallido de perder peso de manera radical y
no como un proceso paulatino o el intentar hacer cambios poco estructurados
como disminuir el consumo de café, gaseosas u otras bebidas energizantes.
El criterio E por su parte nos orienta a
establecer un diagnóstico diferencial para descartar que los síntomas no son
producto de estrés (demandas reales), un proceso adaptativo (divorcio,
desempleo, ascenso laboral, etc) o duelo (Perdida de una figura querida o de
apego).
Es imposible erradicar la ansiedad de nuestra
vida, pero si podemos aprender a controlarla con el fin de vivir una vida
plena. Al hablar de recomendaciones debemos tomar en cuenta que no hay
soluciones mágicas que funcionen para todos por igual o que ofrecen resultados
inmediatos, por lo que las recaídas siempre serán parte de la ecuación. A
continuación algunas recomendaciones prácticas que pueden ayudarle a manera la
ansiedad:
·
Reconoce y acepta tus sentimientos: El primer
paso es ser consciente de tus sentimientos de ansiedad y aceptar que es normal
experimentarlos en ciertas situaciones. No te juzgues por sentir ansiedad y
permítete experimentarla sin resistencia.
·
Practica técnicas de relajación: La relajación
profunda, como la respiración diafragmática, la meditación o el yoga, puede
ayudar a reducir la ansiedad. Estas técnicas ayudan a calmar la mente y el
cuerpo, disminuyendo la respuesta de lucha o huida.
·
Establece un estilo de vida saludable: Una
alimentación equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y un adecuado
descanso contribuyen a mantener un estado de bienestar general y pueden reducir
los síntomas de ansiedad.
·
Aprende a manejar el estrés: El estrés crónico
puede desencadenar y mantener la ansiedad. Aprender técnicas de manejo del
estrés, como la planificación adecuada del tiempo, establecer límites y
priorizar tareas, puede ayudarte a prevenir y manejar la ansiedad.
·
Busca apoyo social: Compartir tus preocupaciones
con personas de confianza puede aliviar la carga emocional y brindar un sentido
de apoyo. Participar en actividades sociales y conectarte con otros puede ser
beneficioso para tu bienestar emocional.
Un mal manejo de la ansiedad
puede tener consecuencias negativas en la salud física y mental. Algunas de las
posibles consecuencias fisiológicas incluyen problemas cardiovasculares,
trastornos del sueño, entre otros.
Es fundamental recordar que
buscar ayuda psicológica no es una muestra de debilidad, sino un paso valiente
hacia el autocuidado y la mejora del bienestar emocional. Si sientes que la
ansiedad está afectando negativamente tu vida y no puedes manejarla por tu
cuenta, considera la posibilidad de buscar el apoyo de un profesional de la
salud mental.
Los psicólogos y terapeutas están
capacitados para ayudarte a comprender y manejar la ansiedad de manera
efectiva. A través de terapias como la terapia cognitivo-conductual, la terapia
de exposición o la terapia de relajación, pueden proporcionarte las
herramientas necesarias para enfrentar la ansiedad de manera saludable y
construir una vida más equilibrada y plena.
La ansiedad es una experiencia común
en la vida de las personas, pero cuando se vuelve crónica o desproporcionada,
puede tener un impacto negativo en nuestra salud física y mental. Sin embargo,
existen recomendaciones prácticas para manejar la ansiedad de manera saludable.
Si sientes que necesitas apoyo adicional, no dudes en buscar ayuda psicológica.
Recuerda, cuidar de tu bienestar emocional es un paso valioso hacia una vida
más feliz y saludable.
Referencias Bibliográficas:
Asociación Americana de
Psiquiatría,Manual diagnóstico y estadístico de los tras- tornos mentales
(DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría,
2014.
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